domingo, 16 de mayo de 2010

Catedral de Santiago de Compostela

Según la tradición, a principios del siglo IX se descubrió el cuerpo del Apóstol Santiago en el campo que actualmente ocupa la catedral. El templo original fue destruido en una batalla de Almanzor, por lo que en 1075, durante el obispado del Obispo Diego Peláez, se construyó el actual, concluyéndose hacia 1128 gracias al impulso dado por el Obispo Gelmiréz y don Raimundo de Borgoña. Intervinieron como arquitectos, según el Códice Calixtino, Bernardo «el Viejo» y Roberto en la primera etapa, el maestro Esteban, el maestro Mateo, escultor y autor del Pórtico de la Gloria, y Bernardo «el joven», en la segunda.
Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral de Santiago de Compostela es uno de los más grandes monumentos románicos del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.
Lamentablemente, los aires barrocos del siglo XVIII desvirtuaron exteriormente la originalidad románica.
Se sustituyó la facha de la Azabachería y se cubrió la gran fachada occidental con la la del Obradoiro, entre otros muchos cambios y transformaciones que dificultan externamente intuir la grandeza de esta majestuosa catedral.

LA ARQUITECTURA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

La catedral de Santiago de Compostela se ubica en la ciudad de Santiago de Compostela, en A Coruña, Galicia siendo uno de los principales destinos de peregrinación desde su construcción en la Edad Media.
La catedral data de aproximadamente el siglo XII. La estructura primaria del templo, que se conserva hoy en día es románica, y como tal consta de una planta de cruz latina, acompañado de crucero, transepto o crucero, y girola con deambulatorio que a su vez se remata en cinco capillas radiales.
Del crucero a la cabecera se disponen: una gran nave central que por su peso se refuerza con arcos formeros, dejando el espacio del techo que queda entre ellos, en un encalado blanco. A sus dos lados, la nave central tiene dos naves laterales, cuya función en parte, es hacer de refuerzo a la gran bóveda de cañón central. Las naves desembocan a su vez en capillas. La nave derecha, además, comunica con un gran claustro ahora cubierto.
La catedral tiene grandes fachadas, que junto a sus respectivas plazas (todas excepto el pórtico de la gloria), forman excelentes conjuntos urbanísticos .. Las originales, casi no quedan, y en su lugar hay otras posteriores. Las principales: la del Obradoiro (del siglo XVIII), es la fachada de la cabecera. En la entrada a las naves, se encuentra el pórtico de la gloria, que sí es románico. Después tenemos la fachada de las Platerías, y la de la Azabachería, y por último la de la Quintana. De las torres de la catedral se conservan, aunque muy transformadas: dos en la portada del Obradoiro, otras dos en la fachada derecha, y otra que forma parte del ciborio añadido posteriormente, en la cubierta del crucero.

El Pórtico de la Gloria, es en realidad la fachada románica del templo que hoy se halla cubierta por el
Obradoiro. Con sus doscientas figuras maravillosamente talladas constituye una de las más valiosas obras del
arte románico universal. En el centro, una columna fasciolada de varias articulaciones sostiene el tímpano, y
ante ella, en otra columna, la imagen sedente del Santo Patrón. En el tímpano aparece Cristo entronizado,
rodeado de ángeles enmarcados por 40 ejércitos celestiales; en las arquivoltas, los 24 ancianos del Apocalipsis tocando instrumentos musicales. Y los pilares, a derecha e izquierda, están rodeados de columnas profusamente esculpidas con las figuras del Antiguo y Nuevo testamento.

Significado del Pórtico

Representa la ciudad Celeste tomando para ello símbolos provenientes del Apocalipsis de San Juan, del Libro IV de Esdras, y de los elementos apocalípticos contenidos en los profetas Isaías, Ezequiel y Daniel. Es el símbolo de la nueva Jerusalén que desciende del Cielo como una esposa adornada papara el encuentro con su prometido"

En el tímpano del arco central nos encontramos resumidas varias páginas del Apocalipsis de San Juan. El
Pantócrator sin mandorla lo preside una imagen hierática y sedente de Cristo Salvador. En sus manos y pies muestra las cicatrices de las llagas, como cordero inmolado, a través de cuya inmolación obtiene el triunfo.
Rodeando el trono del Salvador vemos los cuatro evangelistas o tetramorfos como río de agua viva en actitud
de escribir el Evangelio sobre cada uno de sus animales simbólicos: San Mateo sobre el cofre de recaudador
de tributos; debajo San Marcos sobre el león alado; a la izquierda San Juan sobre el águila y debajo San Lucas sobre el Toro. Junto al trono jalonándolo, dos ángeles con incensarios que a ambos lados homenajean al Señor Soberano.
Tomado del Capítulo 4 del Apocalipsis de San Juan todo el tímpano quiere plasmar la disposición del trono de Dios tal como lo ha visto el autor sagrado. Veinticuatro ancianos que representan en la visión apocalíptica a las 24 clases de cantores y sacerdotes del antiguo templo de Jerusalén, se sientan en una especie de sofá
dialogan entres si vistiendo túnicas blancas y sobre sus cabezas llevan una corona de oro. En sus manos sostienen instrumentos musicales (14 cítaras, 4 salterios, 2 arpas, llamando la atención la zanfona que sostienen sobre sus rodillas los dos que están sobre la clave).
En los espacios curvos del tímpano para plasmar la descripción de los elegidos, se disponen en forma radial treinta y ocho figuras humanas que representan las 12 de abajo a las 12 tribus de Israel y las 19 de arriba a la turba celeste que nadie podía contar, y que estaba delante del trono y del Cordero. Todas estas figuras, al igual que los ancianos, están a punto de comenzar una sinfonía litúrgica en honor del Cordero.
El Maestro Mateo ha concebido el Arco central del Pórtico como una pequeña ciudad con su templo y su
liturgia propias. En esta ciudad nadie puede entrar sin estar escritos en libro de la vida; en ella se entra incluso llevados por ángeles.

Estatuas en las columnas. La gran ciudad celeste descansa sobre unas figuras concretas pertenecientes tanto
al Antiguo como al Nuevo Testamento. Moisés, con las Tablas de la Ley en su mano; Isaías; Daniel, sonriente como anunciador de la venida del Salvador, y Jeremías con su rostro triste, dado lo mucho que tuvo que sufrir de los poderes de su pueblo por la crudeza de u denuncia profética. El lado derecho está dedicado al Nuevo Testamento y así nos encontramos con San Pedro, vestido de Pontifical y sus llaves en la mano; San Pablo, calvo y descalzo; Santiago lleva un báculo y un cartel, San Juan, joven y de pie sobre un águila; las otras cuatro figuras no se han identificado. Por lo tanto la ciudad descrita por San Juan está fundamentada sobre unas columnas que constituyen y representan a los dos Testamentos
Según San Juan sobre cada una de las 12 puertas de la Ciudad Nueva de Jerusalén hay un ángel que la guarda. Mateo expresó esto en los ángeles que sobre las figuras de los apóstoles y profetas van
introduciendo en la ciudad a los seres humanos que vienen de la gran tribulación. Los que proceden del arco
izquierdo vienen coronados, como símbolo de sus privilegios y con un pergamino que representa la Ley; y los de la derecha vienen sin coronar y van asidos de la mano del ángel.Los otros ángeles representados en la fachada exterior son dos serafines que están de pie ante el trono del Cordero (escoltados por dos ángeles cada uno). En los ángulos del Pórtico hay cuatro ángeles con trompetas que tienen también un hondo sentido apocalíptico. Su misión es congregar a los elegidos de los cuatro puntos cardinales para doquier entonen un cántico nuevo. Los elegidos y su procedencia constituye el tema de los dos arcos laterales.

Columna del parteluz: La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del
Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos. En el rostro del apóstol se pueden apreciar las
facciones, cabellos ondulados y barba acaracolada La columna de mármol representa la genealogía humana de Jesús. De la figura de José (padre del Rey David),brota un tallo , que crece y enreda a David, Salomón y al llegar a la Madre de Dios aparta sus ramas dejándola exenta. El capitel nos muestra la generación eterna de Cristo en cuanto Dios: El Padre le tiene en su regazo, y sobre ellos en forma de paloma el Espíritu Santo.
En el capitel que se encuentra tras la corona del Apóstol vemos representado uno de los episodios simbólicos
más característicos de la vida de Cristo: Las tentaciones. El diablo en figura repugnante y monstruosa tienta en tres ocasiones a Jesús que, una vez rechazadas las tentaciones, es servido por los ángeles.

Arco lateral izquierdo: En este arco encontramos representado un tema del Antiguo T. La expectación
mesiánica.
La primera arquivolta nos muestra una serie de figuras envueltas en la fronda. En el centro con una corona en
la cabeza nos encontramos la figura de Dios Creador, a la derecha de Dios está Adán, sin corona ya que perdió la inocencia; a su lado vemos la figura de Noé, que es el nuevo padre de la humanidad al haber perecido todos los demás en el diluvio; después viene coronado Abraham, a continuación Esaú y Jacob; sólo Jacob aparece coronado como heredero de la promesa y bendición de Abraham. A la derecha de Dios tenemos en primer lugar a Eva, sin corona también por el mismo motivo que Adán, después Moisés, a continuación David el rey; las dos figuras restantes parecen representar las tribus judías y Judá y Benjamín, ya que eran consideradas como restauradas por el libro de Esdras. Se trata pues de la representación de la primera promesa de Salvación y su realización en el Antiguo Testamento.
Su segunda arquivolta nos lleva a un tema sumamente interesante y actual. Se trata de presentarnos un
símbolo o tipo, de la salvación de los hombres en el destierro y opresión que padeció en Babilonia el pueblo
de Israel. Las figuras que aparecen son diez y representan a las diez tribus de Israel, menos Judá (tribu de Cristo) y Benjamin. Todas las figura están coronadas, símbolo de los privilegios y promesas que gozan los judíos; el bocel que las aprisiona contra la arquivolta simboliza la esclavitud y cautiverio a que están sometidas; las cartelas que tienen en su mano simbolizan la Ley que ellas observaron cuidadosamente en el destierro. La figura central de Cristo las atrae hacia la salvación, simbolizada en las que van pasando al arco central del Pórtico desnudas y con la Ley en la mano, pero coronadas y libres de la esclavitud. Cristo pues es el libertador.

Arco lateral de la derecha: Probablemente en la intención original estas es una representación del Juicio
Final: En el centro Cristo(juez) y debajo un ángel. A su derecha vemos a los elegidos, y a la izquierda los
réprobos condenados al fuego eterno. Mientras que en manos de ángeles los de la derecha pasan a la Jerusalén
Celestial, representada en el arco central, los réprobos se ven aprisionados por multitud de monstruos que los
inmovilizan y castigan.

PORTADA DE LAS PLATERÍAS
La fachada de las Platerías es la fachada meridional del crucero o transepto de la Catedral de Santiago de Compostela. Se edificó entre 1103 y 1117 y contiene, además de los relieves románicos originales, otros procedentes de una puerta que nunca se llegó a edificar. La fachada de las Platerías debe su nombre a los obradores de plata que existían en el lugar.
La fachada sufrió un incendio en 1117 durante un ataque de los burgueses y otro a mediados del siglo XV. En 1884 Antonio López Ferreiro colocó en esta portada una serie de pequeñas estatuas que procedían del coro del Maestro Mateo.
En el tímpano de la puerta izquierda aparece Cristo tentado por un grupo de demonios. A la derecha aparece una mujer semidesnuda con una calavera en las manos, que puede ser Eva o la mujer adúltera. En las jambas aparecen San Andrés y Moisés. En el contrafuerte izquierdo, el bíblico rey David sentado en su trono con las piernas cruzadas, traslucidas a través de la fina tela de su ropa y tocando una viola, personifica el triunfo sobre el mal siendo una obra destacada del románico esculpida por el Mestre de Platerías; la creación de Adán y Cristo bendiciendo. Todas estas figuras proceden de la fachada románica norte o del Paraíso (actual fachada de la Azabachería) y fueron colocadas en esta fachada en el siglo XVIII.
En el tímpano de la puerta derecha aparecen varias escenas de la pasión de Cristo. En una de las jambas aparece la inscripción que conmemora la colocación de la primera piedra. Una imagen, no identificada, sobre un zorro que engulle una liebre y, frente a esta, una mujer mal vestida con un animal en el regazo, proceden de otro lugar. Apoyadas en el muro de la torre de la Berenguela aparecen otras imágenes que representan la creación de Eva, Cristo en un trono y el sacrificio de Isaac.
De las once columnas inferiores de esta fachada, tres son de mármol (la central y las extremas) y el resto de granito. En la central aparecen las figuras de doce profetas y en las laterales los apóstoles.
Para el friso también se aprovecharon algunas de las figuras de la puerta de la Azabachería. Dos leones, sobre los que reposa un crismón y una figura desconocida, se apoyan sobre la columna central. En un medallón aparece el Padre Eterno con las manos abiertas y rodeado por dos ángeles que tocan cuernos. En el centro del friso aparece Cristo bendiciendo acompañado del apóstol Santiago y de seis figuras más, las colocadas por Antonio López Ferreiro (anteriormente mencionado). También aparecen San Andres, la Virgen y el Niño y cuatro apóstoles y un ángel. A la derecha de Santiago está San Juan, una escena de la expulsión de Adán e Eva del Paraíso y otras figuras sueltas, incluido un centauro.
El friso se separa del cuerpo superior por un sobradillo. Las dos ventanas están adornadas por arquivoltas. Los arcos interiores están descentrados por causa de las reformas realizadas en el siglo XIII. A la izquierda hay una gran pechina que sostiene la escalera de acceso al tesoro primitivo.
Originariamente había dos torres románicas a ambos lados de esta fachada y el tema de la portada era el del Mesías.

PORTADA DE LA AZABACHERÍA
Se sitúa en la fachada norte de la Catedral de Santiago. En el siglo XVII debido a un incendio se desmanteló la antigua portada románica y algunos de los relieves que se rescataron están hoy en Platerías y se sustituyó por la fachada neoclásica de Ventura Rodríguez que hoy podemos ver. Esta Portada recibía el nombre de Puerta del Paraíso y por ella entraban los peregrinos que se desprendían de sus ropas (la “purificación” en este caso era más literal que espiritual). Frente a esta puerta de la Catedral, que aunque es la primera que se encuentran los peregrinos en su bajada del último tramo del Camino de Santiago está a día de hoy bastante infravalorada, se encuentra el monasterio de San Martin Pinario.
En la Portada, destaca en la coronación la estatua de Santiago y a sus pies, dos reyes orantes que son Alfonso III y Ordoño II. En el centro se ve la estatua de la Fe.
Obra compleja desde sus inicios, la solución final vendrá impuesta por el dictamen de la Academia de San Fernando, que envió para terminarla a su discípulo Domingo Lois Monteagudo, nombrado a su vez maestro de obras de la catedral en 1765.


Glosario

Girola:Galería semicircular situada en la prolongación de las naves laterales que rodea el coro de una iglesia. pasillo que va por detrás de los ábsides que permite la creación de capillas para los santos.

Arco: Construcción en forma curva que sirve para cubrir un espacio entre dos muros o entre dos pilares. Esta formado por dovelas -piedras en forma de cuña-, generalmente en número impar.

Transepto: Nave transversal de una iglesia que corta en ángulo recto la nave principal del edificio. El crucero es la intersección de la nave central y del transepto. Consta de dos brazos que se extienden a ambos lados del crucero y que suelen sobresalir de la anchura de las naves.

Rosetón: Ventana circular calada, con adornos. Adorno circular que se coloca en techos.

Presbiterio: Parte de una iglesia donde se sitúa el altar mayor y, generalmente, a un nivel superior que el resto del templo.

Dovela: Piedra labrada en forma de cuña, utilizada para construir arcos y bóvedas.

Campata: Volumen obtenido al enlazar, arriba, las cuatro impostas de un tramo de bóveda claustral o de crucería y, abajo, las bases de las columnas y los puntos que, en el muro, se corresponden con éstas.

Capilla radial: Capilla abierta a un deambulatorio cuyo eje principal coincide con un  radio del ábside.

Cripta: Espacio abovedado construido normalmente bajo el coro que solía destinarse a acoger los sepulcros.

Cupula: Bóveda de revolución, generalmente en forma de media esfera u otra aproximada, con que se cubre un edificio o parte de él. Suele estar formada por el anillo o cornisa que descansa sobre los arcos torales y las pechinas, el tambor que forma un cuerpo cilíndrico o poligonal con ventanas, y la cúpula, que puede estar rematada por un cupulino.

Arquivolta o Archivolta: Conjunto de molduras y ornamentación del frente de un arco.

Ábside: Construcción, semicircular o poligonal, cubierta por una bóveda y situada en la cabecera.

Absidiolas: Ábside secundario situado en el deambulatorio, el transepto o las naves laterales de la iglesia.

Arco fajón: El que soporta una bóveda siendo perpendicular a la nave.

Alvéolos: Elementos constitutivos de la estructura llamada en «panal» que forma las estalactitas. Derivando de la subdivisión de las pechinas esquinadas en triángulos esféricos, situadas en saliente las unas sobre las otras, los alvéolos pierden progresivamente su carácter estructural para constituir simplemente un aspecto ornamental.

Capilla radial: Capilla abierta a un deambulatorio cuyo eje principal coincide con un  radio del ábside.

Cimborrio: Cuerpo cilíndrico que sirve de base a la cúpula y que descansa sobre los arcos torales y las pechinas.

Contrafuerte: Macizo de piedra adosado a la parte exterior de un muro, al que sirve de refuerzo para soportar la presión lateral o los empujes de una bóveda.

Jamba: Las piezas de piedra, ladrillo o madera que, puestas verticalmente a ambos lados de una puerta o ventana, sostienen el dintel o el arco.

Pechina: Sistema constructivo triangular que permite el paso de una planta cuadrada a una circular para acometer la cúpula.

Litofanía: Es una técnica que permite obtener efectos por transparencia en materiales translúcidos, como el alabastro, la porcelana o el cristal opaco, disminuyendo o aumentando el espesor de la pasta. Se usa, por ejemplo en ventanales de alabastro, presente en algunas iglesias románicas.

Claustro: Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento. Es un elemento arquitectónico muy característico del románico.

Lacería: Motivo decorativo consistente en una serie de líneas entrecruzadas que dan origen a formas estrelladas y poligonales. La base a partir de la cual se desarrolla el dibujo, que se repite indefinidamente, es un polígono regular de cuatro, de seis o de ocho lados.

Sillarejo: Piedra labrada de una construcción, especialmente la que no atraviesa todo el grueso del muro y no tiene sino un paramento o dos cuando más.

Gablete: Motivo decorativo de líneas rectas que se unen formando un ángulo agudo. Es fácil de ver en las molduras de las fachadas románicas.

Tímpano: En una portada, espacio semicircular o triangular situado sobre el dintel que puede ser monolítico o aparejado, y cuenta con decoración esculpida.

Trépano: La escultura hecha a trépano es la que presenta profundas incisiones para proporcionar efectos de gran relieve y de claroscuro, siempre que esas incisiones estén hechas con trépano, es decir de poca anchura, localizadas y muy profundas.

Iglesia de Peregrinación: Templo cristiano que por alguna razón (alberga reliquias...etc.), se convierte en lugar de visita de la comunidad creyente desde muchos lugares. Constituye, además uno de los factores principales de difusión y consolidación del románico.

Lombardas: En las construcciones románicas, fajas verticales de poco saliente sobre el muro, dividiéndolo en entrepaños. Suelen acompañarse de arquerías ciegas a modo de friso.

Claustro: Galería que cerca el patio principal de una iglesia o convento. Es un elemento arquitectónico muy característico del románico.

Árbol de Jessé: Es un tema decorativo relativamente extraño, pero que se da en el románico. El Árbol de Jessé es el nombre que tradicionalmente recibe el árbol genealógico de Cristo, a partir de Jessé, padre del rey David.

Ajedrezado: Moldura que imita un tablero de ajedrez.

Dovela: Cada una de las piedras en forma de cuña que forman un arco.

Arco formero: El paralelo al eje longitudinal de la nave.

Mandorla: Nimbo de forma de almendra que rodea al Pantocrátor.

Cripta: Capilla bajo la iglesia que suele contener el cuerpo de un mártir.

Crismón: Monograma de Cristo formado por la X (ji) y la P (rho) entrelazadas.

Salmer: Última piedra de un arco, la más próxima al cimacio.

Podio: Pedestal sobre el que se apoyan varias columnas.

Intradós: Superficie interior cóncava de una dovela o arco.

martes, 6 de abril de 2010

El Mileniarismo

El milenarismo podría decirse que es una manifestación de la escatología cristiana que presuponía el final inminente de los tiempos. Cristo, a su Segunda Venida, establecería un reino terrenal perfecto y reinaría durante mil años antes del Juicio Final. Sin embargo el término milenarismo se ha adoptado para designar a todos los tipos particulares de sectas salvacionistas, ligado al concepto de mesianismo. En la Edad Media el temor al fin de los tiempos debió estar presente en la conciencia de las gentes, muy apegadas e una mentalidad mítica y simbólica.

Las interpretaciones del Apocalipsis
Tanto la idea del fin del mundo como la periodicidad milenaria se reflejan en la religión o filosofía de casi todas las culturas, el milenarismo cristiano, que continúa una antigua tradición judaica, Cristo debe gobernar el mundo durante un período de mil años (millenium). No está reflejado en los evangelios, pero sí por el Apocalipsis de San Juan: el reino mesiánico debía durar mil años; después, tras la destrucción y el juicio a los muertos, los elegidos alcanzarán un reino de gloria.
La apocalíptica cristiana tomó las profecías de los oráculos sibilinos y la tradición juanina: un guerrero salvador aparece en los últimos días para combatir con el Anticristo, convertido en el Apocalipsis en el mismo Satanás. La corriente milenarista desapareció de la enseñanza oficial de la Iglesia occidental, aunque sus textos siguieron vigentes alimentando el pensamiento cristiano. El humanismo evangélico trató de buscar la paz; en cambio, el judaísmo apocalíptico mantenía la alarma.
Los terrores del año mil
El siglo X europeo ha sido catalogado tradicionalmente como un período histórico oscuro y su culminación se ha planteado como una época de temores particularmente impactantes, que no responden tanto a una presencia de carácter apocalíptico, sino más bien a un conjunto de amenazas y condiciones específicas de la vida cotidiana.
La crítica de las fuentes muestra que fueron acontecimientos locales que llegaron a generalizarse y a encontrar eco en la propia Iglesia. El "mal de los ardientes" fue un fenómeno epidémico ocurrido al norte de Italia en el año 997, caracterizado por la quemazón de los miembros del cuerpo. Se produjeron grandes hambrunas por una serie de malas cosechas recurrentes. Los fenómenos de confrontación bélica en realidades feudales de Francia y el norte de Italia siguieron siendo habituales durante muchas generaciones. Las invasiones normandas se exageraron como un síndrome de amenazas permanentes; los grandes monstruos marinos o dragones no eran otra cosa que las innovadoras técnicas normandas de navegación. Por último, los acontecimientos naturales interpretados como signos apocalípticos fueron eclipses de luna, lluvias de estrellas o cometas: uno de estos prodigios fue un espantoso meteoro que permaneció visible en el cielo del año mil cerca de tres meses.
Estos fenómenos o testimonios tuvieron mayor relieve por difundirse en ceremonias habituales ante la población. Desde los medios clericales se promovió una visión apocalíptica y catastrófica. Se difundió la conciencia de que los desastres se debían a los pecados de los hombres. Para atajarlo, había un tipo de iniciativas religiosas: ayunos, oraciones, movimientos de tregua y paz, peregrinaciones hacia los Santos Lugares. La comunidad se enfrentaba a la catástrofe mediante la penitencia que, aplicada por la Iglesia, determina los pecados.

Manifestaciones milenaristas entre los siglos XI y XIV
La idea del Apocalipsis estaba bien visible en los fieles cristianos, con las representaciones del Juicio Final en los tímpanos de las iglesias desde el siglo XI al XIII. El recurso al Apocalipsis aparecía ante cataclismos políticos, militares o morales. Los textos iban destinados a los que sabían leer y las imágenes y su trasposición en la piedra escultural, a los que no sabían leer: la enseñanza de la fe era propagada por los ojos. Relacionada con la idea apocalíptica, se desarrolló la estética del feismo, que se basaba en el bestiario de los animales para representar el mundo demoníaco, si bien en los siglos XI y XII la figura humana fue predominante. Se acudía a lo grotesco, a lo feo y a lo monstruoso con objeto de que los fieles identificaran la estupidez en el pecado y el horror a la condenación en el Juicio Final. El pecado es repelente y se representa alegóricamente; por ejemplo, la lujuria es una mujer a la que unos sapos roen sus vergüenzas.
El ideal de la vida apostólica fue una respuesta contraria a la ostentación y las ambiciones políticas de la alta clerecía y a los concubinatos y la relajación moral del bajo clero. Los predicadores ambulantes aparecieron como guías espirituales e incluso como profetas inspirados en Dios. Este mesianismo surgía especialmente en épocas calamitosas de plagas y hambres. Paralelamente evolucionó la creencia de salvadores contra las huestes del Anticristo, sobre todo identificado con los infieles musulmanes a través de la lucha de las cruzadas y los judíos, aunque también era extendida la creencia de que el Anticristo sería un clérigo o un emperador. Las primeras cruzadas en Tierra Santa, en 1096 y 1146, se tiñeron de un transfondo milenarista con la participación de los pobres y de los niños; los movimientos mesiánicos de las masas eran más hostiles hacia los ricos y los privilegiados.
Durante la Edad Media fue común la interpretación de las catástrofes como castigos divinos. Los movimientos flagelantes nacieron con la idea de aplacar la ira de Dios y alcanzar el perdón de los pecados. Cuando a mediados del siglo XIV las pestes asolaron Europa, mermándola en casi un tercio de su población, las ciudades consideraron un privilegio contar con procesiones de redentores autoinmoladores.
En distintos momentos de descontento social surgieron más movimientos de corte milenarista, en busca de una sociedad sin distinciones de riqueza y status, como una edad de oro perdida en el pasado. Las predicaciones de Juan Hus, quien denunció la mundanidad corrupta de la Iglesia en vísperas del Gran Cisma de la Iglesia latina, motivaron la interpretación apocalíptica de los taborita -el monte Tabor fue en el que Cristo había profetizado su Segunda Venida- en Bohemia. En el ámbito alemán, en vísperas de la gran reforma luterana, también surgieron sectas clandestinas que preconizaban la igualdad del estado natural, como el anabaptismo. Estas herejías de la baja Edad Media fueron perseguidas por las autoridades eclesiásticas, como había sucedido en el siglo XII con el movimiento cátaro y en el XIII con el Libre Espíritu, cuyas doctrinas también abogaban por el purismo evangélico y contenían un vago sentimiento milenarista.

martes, 23 de marzo de 2010

Manifestaciones Religiosas en la Edad Media

Manifestaciones Religiosas en la Edad Media

Los monasterios

Durante los disturbios de la Edad Oscura, unos cuantos cristianos fuertemente comprometidos se retiraron de la sociedad para vivir como ermitaños, normalmente en el salvaje e inhóspito límite de la civilización. Los ermitaños, a su vez, inspiraron a los clérigos más convencionales a realizar votos de pobreza y de servicio como respuesta a las enseñanzas de Jesucristo.
Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana. En algunas zonas de Europa, pronto se convirtieron en los únicos reductos del saber. Hay quien opina, por ejemplo, que los monjes irlandeses preservaron la civilización en sus monasterios. Los monjes irlandeses se desplazaron a otras zonas europeas para enseñar y revivir el interés por el saber. Los monasterios eran la principal fuente de hombres instruidos capaces de ayudar en la administración del gobierno, por lo que muchos adquirieron importancia como asistentes y consejeros reales.

Peregrinación en la Edad Media.

La palabra peregrino viene del latín Peregrinus que significa literalmente extranjero, es decir una persona que se halla en tierra extraña y descontextualizado de su tierra, costumbres y lengua.
Existieron tres destinos principales para los peregrinos: Jerusalén, Roma y Compostela, pero hubo otros muchos lugares que serán visitados también, normalmente ligados a la existencia de reliquias.
A Roma conducía una de las tres principales vías de peregrinación medieval, sus peregrinos eran llamados romeros, nombre que se ha popularizado en las fiestas religiosas que tiene que ver con advocaciones marianas que se producen en algunos lugares de España.
La principal ruta de acceso a Roma fue la Vía Francígena que arrancaba desde Canterbury y atravesaba de noroeste a sureste Francia y Suiza, para penetrar en Italia por los Alpes, también diversos caminos secundarios permitían el acceso a la Vía Francígena desde otros puntos de Europa. También existieron caminos alternativos para llegar al lugar de entierro del sucesor de Cristo en la Tierra.
Los peregrinos a Jerusalén eran denominados palmeros, puesto que los que lograban regresar, lo hacían con palmas.
Las peregrinaciones a Jerusalén y Tierra Santa ya existían desde la Antigüedad tardía y ni siquiera la conquista musulmana las había conseguido eliminar. Tal era el influjo y prestigio de estas tierras donde habían vivido los personajes sagrados del Nuevo Testamento y donde Cristo murió para salvación de la humanidad.

Rutas del Camino de Santiago

VÍAS O RUTAS CREADAS EN TORNO A LA PEREGRINACIÓN JACOBEA

*Fuente.

La información ha sido extraída del Liber peregrinationis ( es un texto asombroso que nos conduce a las peregrinaciones del siglo XVII con gran realismo. Constituye además el Libro V del Liber Sancti Iacobi o Códex Calixtinus, obra del siglo XII atribuida al Papa Calixto II. Alberga un conjunto de materiales que fueron redactándose en diversas épocas y de forma independiente).

*Itinerarios.

Cuatro son los itinerarios que conducen hacia Santiago y que en Puente la Reina, en España, confluyen en uno solo. Serían los siguientes:

a) Por Saint-Gilles, Montpellier, Tolosa y Somport.
b) Por Santa María del Puy, Santa Fe de Conques y San Pedro de Moissac.
c) Por Santa maría Magdalena de Vézelay, San Leonardo de Limoges y la ciudad de Pérogueux.
d) Por San Martín de Tours, San Hilario de Poitiers, San Juan d´Angély, San Eutropio de Saintes y la ciudad de Burdeos.

La ruta de Santa Fe, la de San Leonardo de Limoges y la de San Martín de Tours se juntan en Ostabat y pasado el Port de Cize se unen en Puente la Reina a la ruta que pasa por Somport, formando desde allí un solo camino hacia Santiago.

*Jornadas o etapas del Camino de Santiago.

Desde el Somport a Puente la Reina hay tres cortas etapas:

La primera va de Borce, una villa situada al pie del Somport en la vertiente de Gascuña, hasta Jaca.
La segunda va de Jaca a Monreal.
La tercera de Monreal a Puente la Reina.

Por otro lado, de Port de Cize hasta Santiago hay 13 etapas:

La primera va de la villa de Saint-Michel, situada en la falda del Port de Cize en la vertiente de Gascuña, hasta Viscarret, es una etapa pequeña.
La segunda va de Viscarret a Pamplona, es una etapa pequeña.
La tercera va de la ciudad de Pamplona hasta Estella.
La cuarta va de Estella hasta la ciudad de Nájera, claro está, a caballo.
La quinta va de Nájera hasta la ciudad llamada Burgos, igualmente a caballo.
La sexta va de Burgos a Frómista.
La séptima, de Frómista a Sahagún.
La octava va de Sahagún a la ciudad de León.
La novena, de León a Rabanal.
La décima, de Rabanal a Villafranca, en la embocadura del valle del río Valcarce, pasado el puerto del monte Irago.
La undécima, de Villafranca a Triacastela, pasado el puerto del monte Cebrero.
La duodécima, de Triacastela a Palas de Rey.
La decimotercera de Palas de Rey a Santiago, y es también moderada.

*Principales localidades visitadas durante la peregrinación.

De Somport a Puente la Reina: Borce, el Hospital de Santa Cristina, Canfranc, Jaca, Osturit, Tiermas, Monreal y, finalmente, Puente la Reina.
En cambio, en el Camino de Santiago desde Port de Gize hasta la basílica del santo encontramos: Cize, villa de Saint-Michel, el Hospital de Roldán, la villa de Roncesvalles, Viscarret, Larrasoaña, Pamplona, Puente la Reina, Estella, Los Arcos, Logroño, Villarroya, Nájera, Santo Domingo, Redecilla, Belorado, Villafranca-Montes de Oca, Atapuerca, la ciudad de Burgos, Tardajos, Hornillos, Castrojeriz, el puente de Itero, Frómista y Carrión, Sahagún, Mansilla, León, Órbigo, Astorga, Rabanal, el puerto del monte Irago, Molinaseca, Ponferrada, Cacabelos, Villafranca, Villaus, el puerto de Cebrero, Linares de Rey, Triacastela, San Miguel, Barbadelo, Puertomarín, Sala de la Reina, Palas de Rey, Lebureiro, Santiago de Boente, Castañeda, Vilanova, Ferreiros y Compostela.

Esta enumeración puede servir a todo peregrino para llevar consigo los gastos necesarios para el viaje.

Apostol Santiago

El Apóstol Santiago El Grande

Entorno al Apóstol Santiago existen muchas versiones e interpretaciones de su legendaria vida, y son difícilmente diferenciables unas de otras, así como diferenciar las verdaderas, de las que son producto de imaginación y tergiversación popular. Primeramente, el apóstol Santiago es conocido también como Santiago Zebedeo (se dice que es hijo de Jacob, y hermano de Juan Evangelista). En las escrituras, aparece por vez primera cuando es llamado por el Señor mientras reparaba unas redes en el lago Tiberiades.

La historia sobre la biografía del apóstol que puede darse como oficial (aunque no necesariamente verdadera), cuenta que el apóstol, tras su predicación por Judea y Samaria, llegando hasta la desembocadura del río Ulla. A su regreso a Palestina, fue condenado a muerte por Herodes Agripa I (Rey de Judea), en 44 d.C. Fue decapitado, y cuenta la leyenda que su cabeza no cayó al suelo, sino a sus manos, de las cuáles no pudo separarse. Se le introdujo en el sarcófago, pero antes de su entierro, fue trasladado clandestinamente por sus discípulos, el cuál de manera bastante épica, llegó por mar hasta el puerto de Iria Flavia, capital de la Galicia Romana. Allí se le enterró junto a un altar sobre el arca de mármol que llevaba su identificación inscrita. Parece que su sepulcro y veneración se olvidaron hasta la llegada del eremita Pelayo, el cual en el año 813, habría encontrado el sepulcro, avisando de su encuentro al Obispo Teodomiro. Éste avisaría a su vez, al Rey Alfonso II sobre el descubrimiento, el cuál nombraría a Santiago patrón del reino (hoy, la tradición ha continuado, y Santiago es el Patrón de España).

Desde su hallazgo y construcción de un santuario en su sepulcro (hoy, la catedral de Santiago de Compostela), las contantes de sucesos divinos, milagros, apariciones, etc., hicieron del apóstol, un reclamo, que al principio, sirvió a los guerreros para infundir valor para la batalla. A través de estas avenencias, y más a raíz de la legendaria aparición estelar de un caballo blanco que llevaría Santiago y que habría ayudado en una de las primeras batallas de la Reconquista contra los árabes, el Apóstol Santiago se convertiría en el símbolo y patrón de la Reconquista de las tierras de la Península. Además, comenzará a atraer la atención del pueblo cristiano de toda Europa, convirtiéndose en un importante centro de peregrinación desde su descubrimiento y cuyo caudal de peregrinos no ha hecho más que aumentar a lo largo de los siglos.

domingo, 17 de enero de 2010

La Edad Media

LA SOCIEDAD MEDIEVAL: EL FEUDALISMO.

DEFINICIÓN. ASPECTOS GENERALES.
La organización social, política y económica basada en el feudo que imperó en la Europa Occidental entre los siglos IX y XV se denominó feudalismo. De un modo muy simple, se trataba de propiedades de terrenos cultivados principalmente por siervos que debían entregar en concepto de arriendo una parte de su producción a un señor. El conocido como “señor feudal”.
ANTECEDENTES
El sistema feudal europeo tiene sus antecedentes en el siglo V, al caer el Imperio romano. La incapacidad del emperador sumado a las numerosas incursiones de los pueblos bárbaros que atacaban y saqueaban las provincias más reiteradas del Imperio, provocó que el emperador necesitase contratar a nobles que defendieran sus grandes terrenos; éstos, a su vez, contratarían vasallos etc. A partir del siglo X no queda resto del Imperio sobre Europa. Al emperador no le queda otra que establecer pactos de vasallaje con los grandes señores. He aquí el germen.
A su vez la Iglesia Católica, conocedora de la fragilidad de los reinos y del poder que ella misma tenía, consagró a los señores como “jefes sociales” que debían procurar la paz, y sancionó con graves penas la desobediencia a esta norma. Se conforma así un modelo en el que los nobles adquieren determinados compromisos sobre la base de juramentos y deben proteger el orden y también a los eclesiásticos que forman la moral social.

CARACTERÍSTICAS GENERALES
El castillo, ubicado en la parte más alta del territorio, será la representación del poder del señor feudal. Posteriormente pasaría a ser el lugar de administración de justicia del territorio, la propia casa del señor, y el lugar de protección de los vasallos en momentos de conflicto. En los lugares donde los romanos se acercaron menos o con menor intensidad, el feudalismo se implantó con más fuerza.
La sociedad se encuentra dividida en tres órdenes “mandados por Dios”, y por tanto eran fronteras sociales que nadie podía cruzar. Serían los siguientes: los eclesiásticos (encargado de servir a Dios y salvar las almas; sin tiempo para otra tarea), la nobleza (su única misión es proteger a la comunidad y conservar la paz) y el Tercer Estado (con su esfuerzo y trabajo deben mantener a las dos otras clases). Los dos primeros estamentos o estados eran considerados “privilegiados” puesto que estaban exentos del pago de impuestos. El único que debía pagar impuestos era el Estado Llano.
Las dos instituciones claves eran el vasallaje y el feudo. El vasallaje era la relación jurídico-política entre señor y vasallo, con requisitos entre ambas partes consistente en el intercambio de apoyos y de fidelidades mutuas (entre las que destaca el “auxilium et consilium”, es decir, el auxilio o apoyo militar y consejo o apoyo político). Por otro lado, el feudo era la unidad económica y de relaciones sociales de producción entre el señor del feudo y los vasallos, no un contrato igualitario, sino una imposición violenta y justificada ideológicamente: protección a cambio de trabajo y sumisión. Por lo tanto hablar de relaciones feudo-vasalláticas implica hablar de un término de dos relaciones sociales de naturalezas distintas.
Otro término a tener en cuenta es el Homenaje y la Investidura. Era el “ritual” por el que un caballero concedía un feudo a otro caballero de menor rango a cambio de servicios y prestaciones generalmente de orden militar. Tras una ceremonia de Homenaje, se producía la Investidura (del Señor al vasallo) y que representaba la entrega de un feudo a través de un símbolo del territorio o de la alimentación que el señor debe al vasallo (un poco de tierra, de grano…). El señor feudal tenía derecho a pedir el feudo a su vasallo si éste no se comportaba convenientemente o mostraba algún signo de deslealtad (como las conspiraciones contra su Señor). El hecho de ser “infiel” (la felonía) era un lastre terrible en la reputación de un caballero.
Otra característica sería la Encomienda. La encomienda, encomendación o patrocinio eran pactos teóricos entre los campesinos y el señor feudal y que, raramente, daban lugar a un documento. El señor acogía a los campesinos en su feudo comprometiéndose a protegerles si eran atacados y a mantener el orden y la justicia en los límites de su territorio. A cambio, el campesino se convertía en su siervo y pasaba a una doble jurisdicción señorial: el señorío territorial (obligaba al campesino a pagar rentas al noble por el uso de la tierra) y el señorío jurisdiccional (convertía al señor feudal en gobernante y juez del territorio en el que vivía el campesino, por lo que obtenía rentas feudales de muy distinto origen). Aún así, hay que tener en cuenta que en el feudalismo no estaba muy claramente definida la diferencia entre propiedad y jurisdicción del feudo. Junto con el feudo, el vasallo recibía a los siervos que en él había, no como si fueran propiedad esclavista, pero tampoco tenían régimen de libertad.
Como monopolio señorial solían quedar las explotaciones de los bosques y la caza, los caminos y puentes, los molinos, las tabernas y las tiendas. Todo ello implicaba la obtención de una mayor renta feudal.



LOS ESTAMENTOS SOCIALES:
La sociedad medieval tiene una variedad muy concreta y perfectamente delimitada. Tanto que cada persona, desde el mismo momento en que nace, ya pertenece a un sector de la sociedad, desde el cuál difícilmente se sale. Estos sectores de la sociedad se llaman estamentos. La organización estamental, corresponde a una sociedad rígida, que quiere decir sin movilidad social. Básicamente son tres estamentos: La nobleza, el Clero y el Estado Llano. Otra forma de división corresponde al grupo de los privilegiados, dentro del cual estarían el Clero y la Nobleza, y el grupo no privilegiado, que estaría representado por el Estado Llano. Por otro lado, en la cúspide, fuera de todo estamento, se encuentra el Rey. No obstante, hay que aclarar que el poder del Rey será de muy diversa índole según el espacio al que nos refiramos. En determinados lugares, el poder de la nobleza será tan fuerte que eclipsará la autoridad real.

La Nobleza:
Forma la cima de la sociedad feudal. Es un estamento al que se pertenece por nacimiento. La nobleza, en términos teóricos, es la encargada de luchar para defender militarmente el territorio; son llamados también “bellatores” por ello. Se caracteriza por poseer, en la mayoría de los casos, poder económico, en todos los casos, un título nobiliario que acredite su patrimonio.Son los que establecen las relaciones de vasallaje con el estado llano, es decir con los campesinos, básicamente.
La nobleza está formada por señores y caballeros. Estos dos términos son una clasificación artificial, para entender que los señores, los nobles, a su vez se ligaban a través de las relaciones de vasallaje a otros señores, o a otros caballeros.
Los privilegios que por ser parte de la nobleza, eran otorgados son muy numerosos. Algunos de los más importantes son la exención tributaria, o la competencia judicial en todo su territorio. La nobleza acumula beneficios gracias a las tierras que explota: los campesinos que las trabajan viven en agrupaciones, municipios. El dueño de las tierras, el noble, es el encargado de administrar justicia en todo el señorío.

El Clero:
Es el otro grupo privilegiado. La gran diferencia con la nobleza, es que a él no se accede directamente por nacimiento. Teóricamente, el clero existe para asegurar la salvación de las personas. Son personas que dedican su vida a la religión, representando a Dios en la Tierra.
No obstante el estamento eclesiástico también tiene su jerarquía interna. Aunque no se pertenece por nacimiento a este estamento, una persona del estado llano, era improbable que llegase a formar parte del alto clero, por ejemplo.
El Clero es divisible en Clero Regular, y Clero Secular: El Clero regular es el correspondiente al sacerdocio, obispos, etc. Dan liturgias, confiesan, etc. Y el clero regular, es el que se dedica a la vida contemplativa, en comunidad. Son los monjes que se afincan en monasterios y abadías.
Dentro del Clero secular, se encuentra el Alto y el Bajo Clero. El Alto clero, corresponde por lo general a personas de ascendencia noble, que tras pagar las dotes oportunas, acceden a un alto cargo eclesiástico. El Bajo Clero está formado por las demás personas que acceden a la Iglesia, de estamentos no privilegiados.

El Estado Llano:
Son el estamento no privilegiado. Son el conjunto de laicos libres que no pertenecen a la reducida categoría caballeresca, y en cuyo trabajo descansa el orden económico del feudalismo. Son llamados también los “laboratores”.
La mayor parte de este grupo está formado por los campesinos, que trabajan la tierra de los señores feudales, como siervos de este. No tienen ningún privilegio, y desde que nacen, están bajo el poder del señor de la tierra.
Dentro del campesinado también existe diferenciación. Desde el jornalero o yuntero, que poco más que sus brazos o una yunta posee, hasta el pequeño propietario, que con el tiempo, excepcionalmente podría librarse de las relaciones feudovasalláticas que se le imponen.

EL PROGRESIVO FIN DEL FEUDALISMO:
Desde el siglo XIII, una serie de factores, ocasionan que una clase social emergente, la burguesía, vaya poco a poco desintegrando las bases de la rigidez estructural de la sociedad estamental. Es un proceso extremadamente lento, y la sociedad seguirá siendo estamental hasta varios siglos después, pero no obstante el comienzo corresponde a este momento.
Junto a esa clase social, sin privilegios, pero con cierta libertad y poder económico, se fragua la ciudad, como nueva realidad, frente al señorío. El comercio, los gremios, la burguesía, el fortalecimiento real, la unidad nacional o la administración estatal, son fenómenos que forman parte de la nueva realidad, y que conforman este paulatino decaimiento del feudalismo.

La religión en la Edad Media
El cristianismo
El Cristianismo se había convertido en la religión oficial del Imperio Romano en el siglo IV y había empezado a extenderse entre las tribus germánicas antes de la caída de Roma. La división del Imperio Romano en dos, el de Oriente y el de Occidente, resultó también en una partición en el seno de la Iglesia Cristiana. La parte occidental, centrada en Roma, se convirtió en católica; la parte oriental, centrada en Constantinopla, se convirtió en ortodoxa. En el siglo VII surgió en Arabia el Islam, una de las grandes religiones del mundo.
La expansión del cristianismo entre los bárbaros constituyó una poderosa fuerza civilizadora y ayudó a asegurar que algunos vestigios de la ley romana y del latín continuaran en Francia, Italia, España y Portugal. Sólo en Inglaterra el cristianismo romano sucumbió ante las creencias paganas. Los francos se convirtieron al catolicismo durante el reinado de Clovis y, a partir de entonces, expandieron el cristianismo entre los germanos del otro lado del Rin. Por su parte, los bizantinos extendieron el cristianismo ortodoxo entre los búlgaros y los eslavos.
El cristianismo fue llevado a Irlanda por San Patricio a principios del siglo V, y desde allí se extendió a Escocia, desde donde regresó a Inglaterra por la zona norte. A finales del siglo VI, el Papa Gregorio el Grande envió misioneros a Inglaterra desde el sur. En el transcurso de un siglo, Inglaterra volvió a ser cristiana.

EL EJÉRCITO EN LA EDAD MEDIA
En comparación con los grandes ejércitos nacionales de épocas más modernas, la organización de los ejércitos feudales era sencilla. Hasta finales de la Edad Media no hubo regimientos, divisiones o cuerpos permanentes que es cuando los estados empiezan a adquirir un sentido y una complejidad mayor que en la Edad Media.

Antes de hablar del ejército habría que entender el concepto de vasallaje y la relación que existía entre el vasallo y su señor, dentro del ejército el Señor podía convocar al vasallo para que se uniera a las filas para una batalla, normalmente tenía en el ejército a caballeros que eran personas que se dedicaban a la guerra y que estaban preparados para ello pero también a una serie de personajes como campesinos, ganaderos, etc para ser arqueros o simplemente servir de infantería además hay que añadir la existencia y la importancia de los mercenarios por no hablar de la importancia de ingenieros y la artillería de asedio que era normalmente contratados por los señores feudales. Había poca formación en estrategias debido a que había escasa provisión de personal para apoyar a los mandos y transmitir órdenes. Un ejemplo podría ser con Carlos VII de Francia en 1439 creó las Compañías Reales de Ordenanza. Estas compañías estaban formadas por caballeros o por soldados de infantería, y eran pagadas con el dinero de los impuestos. Cada compañía tenía una dotación establecida de hombres pero ésto es un ejemplo de lo que iba a suceder en la Edad Moderna.

Un problema del ejército medieval era los suministros debido a que vivían de los suministros que tenían cuando ocupaban una tierra, factor negativo para los campesinos y que éste tema podría suponer el levantamiento de un asedio y los que asedían se quedaban sin suministros al igual que el problema del agua potable y de la salubridad debido a que en los pillajes que hacían llevaban consigo animales y unida a la falta de higiene producía que las enfermedades se transmitieran de una manera más rápida por lo que conllevaría a la reducción del número de soldados y a las deserciones.

Sobre las estrategias militares podríamos decir que se solía hacer la separación infanteria, arqueros caballería y que una vez mandados y luchando era raro las ocasiones en los que se reorganizaban y volvían lo que solía pasar era que los reforzaban con más soldados o se retiraban. Fuera de la batalla se solía atacar la tierra ya que era la estructura que daba vida y alimentación a la zona sitiada o al enemigo por lo que los daños aumentaban después de la batalla pero a medida que va avanzando la Edad Media empieza a haber un cambio y aumentan las ciudades por lo cual sus defensas así como los castillos como zonas no sólo de carácter defensivo pues su objetivo era proteger y vigilar las tierras cercanas sino también administrativo por lo cual conquistar un castillo conllevaba a la conquista de las tierras cercanas y era un éxito durante la guerra.

Durante la batalla los caballeros intentaban buscar a sus rivales para una lucha individual pero podría ocurrir que aplastarán a sus aliados en el camino como por ejemplo a los arqueros ésto debemos entenderlo debido a que los caballeros normalmente eran nobles y el honor era una concepción mucho más compleja pero cuando va avanzando la Edad Media empieza a aumentar la luchas por el salario que por el honor del mismo modo que los caballeros discriminaban a los arqueros pues muchos procedían del campo. Normalmente la caballería servia para desetabilizar al ejército enemigo con la carga y luego otro grupo lograba penetrar y provocar la huida del ejército contrario lo que facilitaría la victoria a la vez que las filas de arqueros que ayudarían a eliminar a infantería y caballería enemiga. Los arqueros jugarán un papel decisivo debido a que pueden desestabilizar a un ejército antes de que lleguen a la lucha más tarde serán los ballesteros que utilizarán un arma para la época casi demoníaca (en Italia se intentó ilegalizar por el Papa) debido a que era capaz de penetrar en la armadura del caballero, en Inglaterra llegó a tener mucha importancia. La infantería jugaría un papel secundario y ayudaría a la caballería para eliminar a las tropas enemigas una vez desestabilizado la defensa del enemigo.

Un último detalle es la aparición de la pólvora inventada ya por los chinos en el siglo XI, en Europa hacia 1340, se utilizaban balas de cañón de plomo, hierro y piedra pero era un invento y un tipo de arma excesivamente complejo para la época y muy poco extendida, los cañones se utilizaban para derribar murallas durante los asedios y para disparar contra las filas enemigas en el campo de batalla. Su capacidad para derribar paredes verticales dio lugar a modificaciones en la construcción de los castillos. Los altos muros en vertical fueron reemplazados por murallas inclinadas de menor altura. En este periodo, la utilidad de los cañones en el campo de batalla era muy limitada por ser su manejo tan laborioso y tan difícil su traslado a otras posiciones durante la acción.

Un detalle a destacar es sobre la formación de las órdenes de caballería en el contexto de las Cruzadas ya sea en Tierra Santa o en Al-Andalus La primera de estas órdenes fue la de los Caballeros del Templo o Templarios, fundada en 1108 para proteger el Santo Sepulcro en Jerusalén. Los templarios llevaban una capa o vestido blanco con una cruz roja y juraban los mismos votos que los monjes benedictinos: pobreza, castidad y obediencia. Otro ejemplo son los

La Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén o Caballeros Hospitalarios, se creó para atender a los peregrinos enfermos y necesitados que visitaban el Santo sepulcro. Al poco tiempo se convirtió en una orden militar. Sus miembros vestían una capa roja con una cruz blanca y también tomaban los votos benedictinos. Los Hospitalarios se impusieron normas muy rígidas y no permitían la riqueza ni la indolencia entre sus miembros.

Por último otro aspecto a destacar es en lo referido a la Héraldica, utilizados para poder distinguir a los caballeros en el campo de batalla en el cual se creó un sistema de insignias o blasones llamado heráldica. Consistía en el diseño de un blasón para que cada noble lo estampara en su escudo, abrigo, banderas y sello.

El vestido o capa decorado con la insignia de un caballero recibió el nombre de abrigo de armas, y este término pasó a denominar a la insignia en sí. Una organización independiente llamada Colegio de Heraldos diseñaba las insignias individuales, asegurándose de que cada una de ellas fuese única en su especie. Los heraldos grababan las insignias en libros especiales que quedaban bajo su cuidado.

Los abrigos de armas se pasaban de generación en generación, modificándose con los enlaces matrimoniales. En el campo de batalla los combatientes utilizaban los abrigos de armas para distinguir a los amigos de los enemigos y para elegir a contrincantes valiosos en una refriega. Los heraldos realizaban listas de los caballeros que iban a entrar en batalla basándose en sus blasones. Los heraldos eran considerados neutrales y actuaban como intermediarios entre dos ejércitos. De ese modo, podían pasar mensajes entre los defensores de un castillo o de una ciudad y sus sitiadores.

Las cruzadas
Introducción

En el Concilio de Clermont, en 1095, el Papa Urbano II hizo un llamado a los cristianos de Europa para que respondan a un urgente pedido de ayuda de los cristianos de Bizancio, en el Este. Los musulmanes amenazaban conquistar el resto del Imperio Romano para Alá. La amenaza era real; la mayor parte del Oriente Medio, incluyendo la Tierra Santa que había recorrido Cristo, ya había sido conquistada. Así comenzó la era de las Cruzadas, tomado de la palabra latina crux, o cruz.
Dedicados a salvar al cristianismo, los cruzados dejaron atrás sus familias y sus trabajos para adoptar la causa. Hubo seis Cruzadas, entre 1095 y 1270. Pero el espíritu cruzado continuaría por siglos, hasta que el islamismo dejó de ser una amenaza para Europa.
El islamismo había surgido repentinamente de la nada para convertirse en una amenaza para todo el Imperio Cristiano y, si bien había demostrado alguna moderación en su trato de los cristianos conquistados, el islamismo impuso una discriminación económica y religiosa contra los que controlaba, convirtiendo a los judíos y a los cristianos en ciudadanos de segunda. Un suceso que podría haber detonado la Cruzada inicial, en 1095, fue la destrucción del Santo Sepulcro por el califa fatimida Al Hakem. De hecho, muchos cristianos de ese tiempo creían que Al Hakem era el Anticristo.

Las causas
El islamismo había explotado en el mapa al conquistar territorios que habían sido principalmente cristianos. Las ciudades de Antioquía, Alejandría y Cartago habían sido centros de pensamiento cristiano y de investigación teológica durante siglos, antes de ser tomados por ejércitos musulmanes en su jihad para extender el islamismo por todo el mundo. Comenzando en 1095 y siguiendo por más de cuatrocientos años.
Nuestra motivación para la Cruzada en 1095 fue el pedido de ayuda hecho por el emperador de Bizancio, Alexius I. Gran parte del Imperio Bizantino había sido conquistado por los turcos selyuquíes, y Constantinopla, la más importante ciudad cristiana del mundo, también estaba siendo amenazada. El Papa Urbano sabía que los sacrificios involucrados en el llamado a luchar contra los turcos necesitaban más que simplemente acudir en rescate del cristianismo oriental. Para motivar a sus seguidores agregó una nueva meta: liberar a Jerusalén y el lugar de nacimiento de Cristo.
En el nivel personal, el Papa agregó la posibilidad de la remisión de pecados. Dado que el concepto del juramento del peregrino estaba muy extendido en la Europa medieval, los cruzados --nobles y campesinos por igual-- juraron llegar al Santo Sepulcro a cambio del perdón de la iglesia de los pecados que habían cometido. La iglesia también prometió proteger las propiedades que dejaban atrás los nobles durante su viaje al este.
El Papa tuvo poco control sobre ella una vez comenzada. Los cruzados prometieron a Dios, y no al Papa, completar la tarea. Una vez en camino, el ejército cruzado era mantenido unido por "obligaciones feudales, lazos familiares, amistad o temor".

Los resultados
El 29 de mayo de 1453, la ciudad de Constantinopla cayó ante el sultán otomano Mehmed II. Con esto, el Imperio Romano, de 2206 años de antigüedad, llegó a su fin, y la mayor iglesia cristiana del mundo, Hagia Sophia, fue convertida en una mezquita. Algunos sostienen que este desastre fue el resultado directo de los esfuerzos mal orientados de los cruzados, y que todo lo positivo que podrían haber logrado fue fugaz.
El espíritu cruzado duró cientos de años, y el reino latino que se creó en 1098, durante la primera cruzada, duró casi 200 años. Jerusalén permaneció en manos europeas ochenta y ocho años, un período mayor que la supervivencia de muchas naciones modernas.
La presencia de un reino latino en Palestina actuó como una zona de amortiguación entre el Imperio Bizantino y los poderes musulmanes, y también motivó a los líderes musulmanes a centrar su atención en la defensa antes que en la ofensiva, al menos por un período de tiempo.
Psicológicamente, las Cruzadas produjeron una cultura de caballería basada en gestas tanto legendarias como reales de los gobernantes europeos. Los reyes cruzados Ricardo Corazón de León y Luis IX fueron admirados aun por sus enemigos como hombres de integridad y valor. Ambos se veían actuando en nombre de Dios en su intento de librar a Jerusalén de la opresión musulmana. Durante siglos, los gobernantes europeos consideraron a los reyes cruzados como modelos de cómo integrar el cristianismo con las obligaciones de la caballería.
Las Cruzadas protegieron temporalmente a algunos cristianos de tener que vivir bajo el gobierno musulmán como ciudadanos de segunda. Llamado dhimmi, el código legal imponía la superioridad de los musulmanes y humillaba a todos quienes se rehusaban a renunciar a otras creencias religiosas.