Según la tradición, a principios del siglo IX se descubrió el cuerpo del Apóstol Santiago en el campo que actualmente ocupa la catedral. El templo original fue destruido en una batalla de Almanzor, por lo que en 1075, durante el obispado del Obispo Diego Peláez, se construyó el actual, concluyéndose hacia 1128 gracias al impulso dado por el Obispo Gelmiréz y don Raimundo de Borgoña. Intervinieron como arquitectos, según el Códice Calixtino, Bernardo «el Viejo» y Roberto en la primera etapa, el maestro Esteban, el maestro Mateo, escultor y autor del Pórtico de la Gloria, y Bernardo «el joven», en la segunda.
Este conjunto monumental creado como entrada occidental y principal de la catedral de Santiago de Compostela es uno de los más grandes monumentos románicos del mundo y paradigma de la evolución que durante la segunda mitad del siglo XII sufre el románico hacia el naturalismo gótico.
Lamentablemente, los aires barrocos del siglo XVIII desvirtuaron exteriormente la originalidad románica.
Se sustituyó la facha de la Azabachería y se cubrió la gran fachada occidental con la la del Obradoiro, entre otros muchos cambios y transformaciones que dificultan externamente intuir la grandeza de esta majestuosa catedral.
LA ARQUITECTURA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
La catedral de Santiago de Compostela se ubica en la ciudad de Santiago de Compostela, en A Coruña, Galicia siendo uno de los principales destinos de peregrinación desde su construcción en la Edad Media.
La catedral data de aproximadamente el siglo XII. La estructura primaria del templo, que se conserva hoy en día es románica, y como tal consta de una planta de cruz latina, acompañado de crucero, transepto o crucero, y girola con deambulatorio que a su vez se remata en cinco capillas radiales.
Del crucero a la cabecera se disponen: una gran nave central que por su peso se refuerza con arcos formeros, dejando el espacio del techo que queda entre ellos, en un encalado blanco. A sus dos lados, la nave central tiene dos naves laterales, cuya función en parte, es hacer de refuerzo a la gran bóveda de cañón central. Las naves desembocan a su vez en capillas. La nave derecha, además, comunica con un gran claustro ahora cubierto.
La catedral tiene grandes fachadas, que junto a sus respectivas plazas (todas excepto el pórtico de la gloria), forman excelentes conjuntos urbanísticos .. Las originales, casi no quedan, y en su lugar hay otras posteriores. Las principales: la del Obradoiro (del siglo XVIII), es la fachada de la cabecera. En la entrada a las naves, se encuentra el pórtico de la gloria, que sí es románico. Después tenemos la fachada de las Platerías, y la de la Azabachería, y por último la de la Quintana. De las torres de la catedral se conservan, aunque muy transformadas: dos en la portada del Obradoiro, otras dos en la fachada derecha, y otra que forma parte del ciborio añadido posteriormente, en la cubierta del crucero.
El Pórtico de la Gloria, es en realidad la fachada románica del templo que hoy se halla cubierta por el
Obradoiro. Con sus doscientas figuras maravillosamente talladas constituye una de las más valiosas obras del
arte románico universal. En el centro, una columna fasciolada de varias articulaciones sostiene el tímpano, y
ante ella, en otra columna, la imagen sedente del Santo Patrón. En el tímpano aparece Cristo entronizado,
rodeado de ángeles enmarcados por 40 ejércitos celestiales; en las arquivoltas, los 24 ancianos del Apocalipsis tocando instrumentos musicales. Y los pilares, a derecha e izquierda, están rodeados de columnas profusamente esculpidas con las figuras del Antiguo y Nuevo testamento.
Significado del Pórtico
Representa la ciudad Celeste tomando para ello símbolos provenientes del Apocalipsis de San Juan, del Libro IV de Esdras, y de los elementos apocalípticos contenidos en los profetas Isaías, Ezequiel y Daniel. Es el símbolo de la nueva Jerusalén que desciende del Cielo como una esposa adornada papara el encuentro con su prometido"
En el tímpano del arco central nos encontramos resumidas varias páginas del Apocalipsis de San Juan. El
Pantócrator sin mandorla lo preside una imagen hierática y sedente de Cristo Salvador. En sus manos y pies muestra las cicatrices de las llagas, como cordero inmolado, a través de cuya inmolación obtiene el triunfo.
Rodeando el trono del Salvador vemos los cuatro evangelistas o tetramorfos como río de agua viva en actitud
de escribir el Evangelio sobre cada uno de sus animales simbólicos: San Mateo sobre el cofre de recaudador
de tributos; debajo San Marcos sobre el león alado; a la izquierda San Juan sobre el águila y debajo San Lucas sobre el Toro. Junto al trono jalonándolo, dos ángeles con incensarios que a ambos lados homenajean al Señor Soberano.
Tomado del Capítulo 4 del Apocalipsis de San Juan todo el tímpano quiere plasmar la disposición del trono de Dios tal como lo ha visto el autor sagrado. Veinticuatro ancianos que representan en la visión apocalíptica a las 24 clases de cantores y sacerdotes del antiguo templo de Jerusalén, se sientan en una especie de sofá
dialogan entres si vistiendo túnicas blancas y sobre sus cabezas llevan una corona de oro. En sus manos sostienen instrumentos musicales (14 cítaras, 4 salterios, 2 arpas, llamando la atención la zanfona que sostienen sobre sus rodillas los dos que están sobre la clave).
En los espacios curvos del tímpano para plasmar la descripción de los elegidos, se disponen en forma radial treinta y ocho figuras humanas que representan las 12 de abajo a las 12 tribus de Israel y las 19 de arriba a la turba celeste que nadie podía contar, y que estaba delante del trono y del Cordero. Todas estas figuras, al igual que los ancianos, están a punto de comenzar una sinfonía litúrgica en honor del Cordero.
El Maestro Mateo ha concebido el Arco central del Pórtico como una pequeña ciudad con su templo y su
liturgia propias. En esta ciudad nadie puede entrar sin estar escritos en libro de la vida; en ella se entra incluso llevados por ángeles.
Estatuas en las columnas. La gran ciudad celeste descansa sobre unas figuras concretas pertenecientes tanto
al Antiguo como al Nuevo Testamento. Moisés, con las Tablas de la Ley en su mano; Isaías; Daniel, sonriente como anunciador de la venida del Salvador, y Jeremías con su rostro triste, dado lo mucho que tuvo que sufrir de los poderes de su pueblo por la crudeza de u denuncia profética. El lado derecho está dedicado al Nuevo Testamento y así nos encontramos con San Pedro, vestido de Pontifical y sus llaves en la mano; San Pablo, calvo y descalzo; Santiago lleva un báculo y un cartel, San Juan, joven y de pie sobre un águila; las otras cuatro figuras no se han identificado. Por lo tanto la ciudad descrita por San Juan está fundamentada sobre unas columnas que constituyen y representan a los dos Testamentos
Según San Juan sobre cada una de las 12 puertas de la Ciudad Nueva de Jerusalén hay un ángel que la guarda. Mateo expresó esto en los ángeles que sobre las figuras de los apóstoles y profetas van
introduciendo en la ciudad a los seres humanos que vienen de la gran tribulación. Los que proceden del arco
izquierdo vienen coronados, como símbolo de sus privilegios y con un pergamino que representa la Ley; y los de la derecha vienen sin coronar y van asidos de la mano del ángel.Los otros ángeles representados en la fachada exterior son dos serafines que están de pie ante el trono del Cordero (escoltados por dos ángeles cada uno). En los ángulos del Pórtico hay cuatro ángeles con trompetas que tienen también un hondo sentido apocalíptico. Su misión es congregar a los elegidos de los cuatro puntos cardinales para doquier entonen un cántico nuevo. Los elegidos y su procedencia constituye el tema de los dos arcos laterales.
Columna del parteluz: La columna central del pórtico sostiene de forma llamativa la estatua sedente del
Apóstol Santiago, como patrono, acogiendo a los peregrinos. En el rostro del apóstol se pueden apreciar las
facciones, cabellos ondulados y barba acaracolada La columna de mármol representa la genealogía humana de Jesús. De la figura de José (padre del Rey David),brota un tallo , que crece y enreda a David, Salomón y al llegar a la Madre de Dios aparta sus ramas dejándola exenta. El capitel nos muestra la generación eterna de Cristo en cuanto Dios: El Padre le tiene en su regazo, y sobre ellos en forma de paloma el Espíritu Santo.
En el capitel que se encuentra tras la corona del Apóstol vemos representado uno de los episodios simbólicos
más característicos de la vida de Cristo: Las tentaciones. El diablo en figura repugnante y monstruosa tienta en tres ocasiones a Jesús que, una vez rechazadas las tentaciones, es servido por los ángeles.
Arco lateral izquierdo: En este arco encontramos representado un tema del Antiguo T. La expectación
mesiánica.
La primera arquivolta nos muestra una serie de figuras envueltas en la fronda. En el centro con una corona en
la cabeza nos encontramos la figura de Dios Creador, a la derecha de Dios está Adán, sin corona ya que perdió la inocencia; a su lado vemos la figura de Noé, que es el nuevo padre de la humanidad al haber perecido todos los demás en el diluvio; después viene coronado Abraham, a continuación Esaú y Jacob; sólo Jacob aparece coronado como heredero de la promesa y bendición de Abraham. A la derecha de Dios tenemos en primer lugar a Eva, sin corona también por el mismo motivo que Adán, después Moisés, a continuación David el rey; las dos figuras restantes parecen representar las tribus judías y Judá y Benjamín, ya que eran consideradas como restauradas por el libro de Esdras. Se trata pues de la representación de la primera promesa de Salvación y su realización en el Antiguo Testamento.
Su segunda arquivolta nos lleva a un tema sumamente interesante y actual. Se trata de presentarnos un
símbolo o tipo, de la salvación de los hombres en el destierro y opresión que padeció en Babilonia el pueblo
de Israel. Las figuras que aparecen son diez y representan a las diez tribus de Israel, menos Judá (tribu de Cristo) y Benjamin. Todas las figura están coronadas, símbolo de los privilegios y promesas que gozan los judíos; el bocel que las aprisiona contra la arquivolta simboliza la esclavitud y cautiverio a que están sometidas; las cartelas que tienen en su mano simbolizan la Ley que ellas observaron cuidadosamente en el destierro. La figura central de Cristo las atrae hacia la salvación, simbolizada en las que van pasando al arco central del Pórtico desnudas y con la Ley en la mano, pero coronadas y libres de la esclavitud. Cristo pues es el libertador.
Arco lateral de la derecha: Probablemente en la intención original estas es una representación del Juicio
Final: En el centro Cristo(juez) y debajo un ángel. A su derecha vemos a los elegidos, y a la izquierda los
réprobos condenados al fuego eterno. Mientras que en manos de ángeles los de la derecha pasan a la Jerusalén
Celestial, representada en el arco central, los réprobos se ven aprisionados por multitud de monstruos que los
inmovilizan y castigan.
PORTADA DE LAS PLATERÍAS
La fachada de las Platerías es la fachada meridional del crucero o transepto de la Catedral de Santiago de Compostela. Se edificó entre 1103 y 1117 y contiene, además de los relieves románicos originales, otros procedentes de una puerta que nunca se llegó a edificar. La fachada de las Platerías debe su nombre a los obradores de plata que existían en el lugar.
La fachada sufrió un incendio en 1117 durante un ataque de los burgueses y otro a mediados del siglo XV. En 1884 Antonio López Ferreiro colocó en esta portada una serie de pequeñas estatuas que procedían del coro del Maestro Mateo.
En el tímpano de la puerta izquierda aparece Cristo tentado por un grupo de demonios. A la derecha aparece una mujer semidesnuda con una calavera en las manos, que puede ser Eva o la mujer adúltera. En las jambas aparecen San Andrés y Moisés. En el contrafuerte izquierdo, el bíblico rey David sentado en su trono con las piernas cruzadas, traslucidas a través de la fina tela de su ropa y tocando una viola, personifica el triunfo sobre el mal siendo una obra destacada del románico esculpida por el Mestre de Platerías; la creación de Adán y Cristo bendiciendo. Todas estas figuras proceden de la fachada románica norte o del Paraíso (actual fachada de la Azabachería) y fueron colocadas en esta fachada en el siglo XVIII.
En el tímpano de la puerta derecha aparecen varias escenas de la pasión de Cristo. En una de las jambas aparece la inscripción que conmemora la colocación de la primera piedra. Una imagen, no identificada, sobre un zorro que engulle una liebre y, frente a esta, una mujer mal vestida con un animal en el regazo, proceden de otro lugar. Apoyadas en el muro de la torre de la Berenguela aparecen otras imágenes que representan la creación de Eva, Cristo en un trono y el sacrificio de Isaac.
De las once columnas inferiores de esta fachada, tres son de mármol (la central y las extremas) y el resto de granito. En la central aparecen las figuras de doce profetas y en las laterales los apóstoles.
Para el friso también se aprovecharon algunas de las figuras de la puerta de la Azabachería. Dos leones, sobre los que reposa un crismón y una figura desconocida, se apoyan sobre la columna central. En un medallón aparece el Padre Eterno con las manos abiertas y rodeado por dos ángeles que tocan cuernos. En el centro del friso aparece Cristo bendiciendo acompañado del apóstol Santiago y de seis figuras más, las colocadas por Antonio López Ferreiro (anteriormente mencionado). También aparecen San Andres, la Virgen y el Niño y cuatro apóstoles y un ángel. A la derecha de Santiago está San Juan, una escena de la expulsión de Adán e Eva del Paraíso y otras figuras sueltas, incluido un centauro.
El friso se separa del cuerpo superior por un sobradillo. Las dos ventanas están adornadas por arquivoltas. Los arcos interiores están descentrados por causa de las reformas realizadas en el siglo XIII. A la izquierda hay una gran pechina que sostiene la escalera de acceso al tesoro primitivo.
Originariamente había dos torres románicas a ambos lados de esta fachada y el tema de la portada era el del Mesías.
PORTADA DE LA AZABACHERÍA
Se sitúa en la fachada norte de la Catedral de Santiago. En el siglo XVII debido a un incendio se desmanteló la antigua portada románica y algunos de los relieves que se rescataron están hoy en Platerías y se sustituyó por la fachada neoclásica de Ventura Rodríguez que hoy podemos ver. Esta Portada recibía el nombre de Puerta del Paraíso y por ella entraban los peregrinos que se desprendían de sus ropas (la “purificación” en este caso era más literal que espiritual). Frente a esta puerta de la Catedral, que aunque es la primera que se encuentran los peregrinos en su bajada del último tramo del Camino de Santiago está a día de hoy bastante infravalorada, se encuentra el monasterio de San Martin Pinario.
En la Portada, destaca en la coronación la estatua de Santiago y a sus pies, dos reyes orantes que son Alfonso III y Ordoño II. En el centro se ve la estatua de la Fe.
Obra compleja desde sus inicios, la solución final vendrá impuesta por el dictamen de la Academia de San Fernando, que envió para terminarla a su discípulo Domingo Lois Monteagudo, nombrado a su vez maestro de obras de la catedral en 1765.
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