El Apóstol Santiago El Grande
Entorno al Apóstol Santiago existen muchas versiones e interpretaciones de su legendaria vida, y son difícilmente diferenciables unas de otras, así como diferenciar las verdaderas, de las que son producto de imaginación y tergiversación popular. Primeramente, el apóstol Santiago es conocido también como Santiago Zebedeo (se dice que es hijo de Jacob, y hermano de Juan Evangelista). En las escrituras, aparece por vez primera cuando es llamado por el Señor mientras reparaba unas redes en el lago Tiberiades.
La historia sobre la biografía del apóstol que puede darse como oficial (aunque no necesariamente verdadera), cuenta que el apóstol, tras su predicación por Judea y Samaria, llegando hasta la desembocadura del río Ulla. A su regreso a Palestina, fue condenado a muerte por Herodes Agripa I (Rey de Judea), en 44 d.C. Fue decapitado, y cuenta la leyenda que su cabeza no cayó al suelo, sino a sus manos, de las cuáles no pudo separarse. Se le introdujo en el sarcófago, pero antes de su entierro, fue trasladado clandestinamente por sus discípulos, el cuál de manera bastante épica, llegó por mar hasta el puerto de Iria Flavia, capital de la Galicia Romana. Allí se le enterró junto a un altar sobre el arca de mármol que llevaba su identificación inscrita. Parece que su sepulcro y veneración se olvidaron hasta la llegada del eremita Pelayo, el cual en el año 813, habría encontrado el sepulcro, avisando de su encuentro al Obispo Teodomiro. Éste avisaría a su vez, al Rey Alfonso II sobre el descubrimiento, el cuál nombraría a Santiago patrón del reino (hoy, la tradición ha continuado, y Santiago es el Patrón de España).
Desde su hallazgo y construcción de un santuario en su sepulcro (hoy, la catedral de Santiago de Compostela), las contantes de sucesos divinos, milagros, apariciones, etc., hicieron del apóstol, un reclamo, que al principio, sirvió a los guerreros para infundir valor para la batalla. A través de estas avenencias, y más a raíz de la legendaria aparición estelar de un caballo blanco que llevaría Santiago y que habría ayudado en una de las primeras batallas de la Reconquista contra los árabes, el Apóstol Santiago se convertiría en el símbolo y patrón de la Reconquista de las tierras de la Península. Además, comenzará a atraer la atención del pueblo cristiano de toda Europa, convirtiéndose en un importante centro de peregrinación desde su descubrimiento y cuyo caudal de peregrinos no ha hecho más que aumentar a lo largo de los siglos.
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