lunes, 23 de noviembre de 2009

El urbanismo

El Urbanismo en El Románico.

El Urbanismo es todo lo relativo al desarrollo, la planificación y la organización que conforman lo que llamamos “ciudad”. Éste término, ciudad, es muy difícil de definir, pues existen infinitos ejemplos de agrupaciones de población. El urbanismo como tal, tuvo una evolución muy pronunciada desde el principio de la Edad Media, hasta su final. Tras la caída del imperio romano, el retraimiento de la población hacia los ámbitos rurales fue enorme, prevaleció la villa, frente a la urbe. Sin embargo, primero la creación de feudos, y posteriormente, en consecuencia de ello, la aparición de funcionalidades y necesidades del sistema económico, social y administrativo, propiciarán cada vez más el recogimiento de la población en grandes cantidades, creándose en sí misma, la ciudad. Estas nuevas formas que suponen el crecimiento de la ciudad son: las razones de defensa (amurallamiento, ejércitos, etc); la concentración del comercio, en general, y muy especialmente el aumento de la producción artesanal, que comienza a articularse en gremios; la necesidad de tener un centro administrativo desde el cual organizar un gran territorio, etc.
El urbanismo como parte del movimiento artístico del Románico, es el correspondiente al que habría en la Plena Edad Media en Europa. Una Europa primordialmente cristiana, aunque convive con la otra gran religión, la musulmana. Esto ocurre, sobre todo en España. La ciudad cristiana y la ciudad musulmana difieren mucho entre sí. Describiremos más bien la ciudad cristiana, pues es la representativa en la Europa del románico, apoyándonos en la comparación con la ciudad islámica.
La ciudad románica, proviene de una tradición de las culturas clásicas, aunque muy deforme. Tiende, en principio a la distribución geométrica, aunque es bien conocida la inexactitud que presentan. En origen, han sido conformadas entorno a un castillo (comúnmente de un señor feudal), y por lo tanto, como suelen situarse en zonas escarpadas, colinas, zonas de altura, el urbanismo se va haciendo adaptándose a la topografía del terreno, lo que supone una irregularidad si ya de por sí en altura, también en planta. Aquí, aunque no se consigue, hay un intento de regularizar la estructura urbanística. Sin embargo, en la ciudad islámica hay carencia total de ello. Las ciudades son mucho más laberínticas, con callejones sin salida, calles privadas, cercadas, etc. La regularidad y organización de la ciudad islámica es mucho más visible en el interior de los edificios, donde consideran que debe dedicarse el mayor esfuerzo.
El amurallamiento de la ciudad es obra que se hace desde el mismo momento que hay los recursos suficientes. Esto provoca que debido a la evolución y aumento continuo de la ciudad, primero, se creen arrabales externos, que posteriormente se incluirán dentro de nuevos amurallamientos que son el crecimiento en sí mismo de la ciudad, y el avance en sistemas y planificaciones urbanísticas.
La división funcional del espacio urbano es muy característico, diferenciándose por ejemplo, calles para zapateros, plateros, carniceros, etc, todos afiliados a gremios que controlan toda la producción. Se organizarán además periódicos mercados, que se colocan en plazas abiertas, y los cuales son temporales. Aquí difiere de la ciudad islámica, pues ésta tiene mercados permanentemente.
Aunque la población se concentre en la ciudad, no toda se dedica a labores propias de la ciudad, un porcentaje se dedica a las tareas de la agricultura, pero desde la ciudad. La cantidad de habitantes para ser considerado un lugar urbano, es muy diferente que en la actualidad. Las ciudades cristianas medias, podían alcanzar no más de los 15000 habitantes. Había, sin embargo inmensas ciudades como Córdoba, que llegaron a alcanzar los 250000 habitantes. Las ciudades islámicas tendrán bastante más población, quizá por no haber estado tan dividido en señoríos como lo estaba Europa al completo. Si en cada señorío medianamente importante se creaba una ciudad, el número de ciudades era mayor, pero la cantidad de habitantes por ciudad era lógicamente, considerablemente más reducido, dando lugar a este tipo de ciudad típicamente europea del románico.

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