Durante la Edad Media, el término “orfebrería” designaba el trabajo de los metales preciosos o cobre dorado entre otros así como las piedras preciosas y de los esmaltes . La orfebrería religiosa, que ha llegado en mayor número hasta nosotros por cuanto fue mejor conservada, incluye objetos de culto dedicados a Cristo, la Virgen y los santo y objetos de la liturgia tales como píxides y copones, cálices y patenas, incensarios, cruces, encuadernaciones de libros sacros y otros. La orfebrería profana, compuesta de joyas, elementos de adorno y objetos para la mesa, se ha conservado menos porque a menudo fue fundida para recuperar el metal o para fabricar nuevos objetos, la orfebrería está dedicada sobretodo al servicio religioso y dentro de la escultura y arquitectura pero también hay que citar los ejemplos de pilas bautismales que existen en Escandinavia con motivo de la cristianización tardía en lo referente o comparándola con otras regiones de Europa como Francia, Alemania y España (términos etimológicamente incorrectos).
La sociedad medieval apreció los objetos lujosos y los encargó para embellecer las iglesias, sus residencias e incluso como adorno personal. Los inventarios son un instrumento inestimable para evaluar la importancia de esta producción que en muchas ocasiones no se conserva porque se ha destruido al transformarse. La reutilización de los materiales nobles de ciertos objetos cuando éstos perdían actualidad fue muy frecuente. Ocurrió que para la obra del cáliz, el relicario o la custodia del siglo XVI muchas veces se fundieron las piezas medievales que ya existían. Si no se dio esta circunstancia, los tesoros de las catedrales, abadías o monasterios sirvieron para hacer frente a los gastos generados por las guerras o como botín para alguna de las facciones en conflicto El material más genérico fue la plata sobredorada, embellecida con aplicaciones de esmaltes que a partir de principios del siglo XIV fueron traslúcidos.
La orfebrería románica
El arte románico se caracteriza por una estilización que busca más bien evocar que representar la realidad. Hasta el siglo XII, los comanditarios eran en su mayoría soberanos, iglesias y abadías. Los creadores de esas obras son casi siempre desconocidos para nosotros, excepto algún caso. Las obras son muy rara vez firmadas, y los documentos que permitirían identificar al creador y al comanditario, más escasos aún. Un ejemplo podemos verlo en la orfebrería románica catalana sobretodo en los tejidos bordados de los ropajes litúrgicos, Estandarte de Sant Oht, Frontal del altar de la catedral de Urgel y Tapiz de la Creación de Gerona se conocían estas obras como pinturas a la aguja por su calidad técnica y artística. En Francia hay que citar San Saturnino de Tolouse que recuerdan a la puerta de las Platerías de la catedral de Santiago de Compostela, destacando en Tolouse la importancia del marfil al igual que en algunas zonas de Italia.
La orfebrería de la Alta Edad medía alcanza su máximo esplendor en la época otoniana gracias a la intensificación de las relaciones entre Occidente y Bizancio. A partir del siglo XII junto a los metales preciosos y a los esmaltes brillantes empezaron a ser utilizados el cobre dorado y los esmaltes opacos champlevé, en los que los orificios en que se introduce el esmalte están excavados directamente en el soporte metálico de base .
La orfebrería gótica
(mediados del siglo XII-siglo XV)
Los grandes centros de producción
A partir de mediados del siglo XII, implica un cambio en el ámbito de la orfebrería. París se consagra como la capital europea de las artes preciosas, en particular a partir del reinado de san Luis (1226-1270).
Se distinguen de las románicas procedentes en la mayor perfección de las figuras cinceladas, en los adornos y arcaturas de estilo gótico y especialmente en la forma de capillas góticas terminadas en crestería cuando se trata de arquetas-relicarios. Desde mediados del siglo XV se recargan excesivamente de minuciosos detalles decorativos todos los objetos.
Otros centros artísticos compiten con París a partir del siglo XIV. Aviñón, donde se instala el papado en 1309. Sobre la evolución del románico al gótico decir que el pie de los cálices, cruces, relicarios, etc. abandona su forma circular para hacerse pediculado los brazos de las cruces se complican y sus extremos adoptan forma flordelisada. En lo que respecta a los relicarios, se generaliza el uso de los denominados parlantes. Figurillas de santos, santas, de la Virgen María se confeccionan con gran oficio en los centros más relevantes. Recordemos el relicario ofrecido a Saint-Denis por Jeanne d'Evreux, una de las piezas capitales dentro del género. se alcanza niveles muy altos en calidad y diseño con respecto al románico.
martes, 1 de diciembre de 2009
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